sábado, 11 de febrero de 2017

Pesca de doradas desde embarcación - la visión del pescador

Me considero una persona que disfruto la pesca en todos sus sentidos, no solo en el de sacar peces, hay veces que disfruto tanto escribiendo un relato como el que os voy a poner a continuacion como pescando una hora en el barco. Con este relato lo unico que pretendo es transportar a un puñado de letras lo que siente uno cuando esta realizando este tipo de pesca, aunque lo he ido poniendo por partes en las redes sociales, aquí os dejo el relato integro para que pueda llegar a mas gente. 

Pesca de Doradas desde Embarcacion - La vision del Pescador

Barco fondeado, vientos de poniente típicos de esta época del año que hacen que el barco se mueva en abanico, ves la caña en el cañero y el bajo con los anzuelos flota entre la bañera del barco y la puntera de la caña, los dedos de las manos los tienes estremecidos entre el frio y la humedad que aporta el mar al ambiente, pero es la hora de carnar los anzuelos, coges el anzuelo y miras si el sedal que lo une esta rizado, "¡esta perfecto!" te dices a ti mismo, sigues repasando el bajo y ves el anzuelo, y pìensas si sera pequeño, pero por otro lado puede que sea grande.... "lo dejo así, y ya vamos cambiando según la marcha", miras el cebo con mimo y lo carnas imaginándote las embestidas que tendrá que aguantar cuando llegue al fondo. Así lo haces con los tres anzuelos de tu bajo y tras ello llega el momento de dejar caer la linea, coges el mango de la caña a la vez que acaricias el carrete y con la otra mano abres el pick up, empieza la magia, desde el momento que dejas que la plomada tome contacto con el agua estas pensando en como debe de caer la linea para que estas tres carnadas se presenten ante sus comensales con la mejor presentación posible, como si se tratase de un plato de gran chef, ese que haga que conforme lo vean digan, ¡Me apetece comermelo!! La linea se va deslizando hasta que ves que deja de salir, cierras pick up y empieza el espectáculo!!


Llega el momento de fundirte con tu caña, tu brazo se acaba de hacer mas largo, te das cuenta que tienes 4 metros de brazo y que tus dedos se acaban de convertir en el puntero de tu caña, tu mirada ahora solo tiene una función, el no dejar de mirar esa varilla anillada de colores por la que apoya la línea de tu carrete. Tu caña la vas balanceando hacia arriba y abajo al ritmo que te marcan las olas y el balanceo del barco, siempre con la tensión justa, esa que haga que el pescado no note nada cuando coma y que tu lo sientas todo, hasta solo la presencia de nuestras reinas. Algo pasa en tu puntera, tus ojos hacen zoom y tu centro de visión solo observa los últimos 30 cms de tu "nuevo brazo", la puntera se mueve vibrando hacia arriba y abajo "....mierda, guitarreo, esto es morralla" te dices a ti mismo, subes caña para controlar el peso y sientes peso, lo llevas clavado, pero piensas que aun te quedan dos anzuelos libres, aun puedes dar con alguna de ellas, vuelves a bajar puntera y mantener tensión, pero ahora es más complicado, ya que tienes un invitado en la mesa que ha cogido su cuchillo y tenedor y piensa quedarse un rato agarrado a su plato. Vuelves a poner tensión en tu caña y estas notando esa vibración del pez que llevas clavado, pero de momento esta vibración se detiene, algo está pasando 30 metros bajo de tus pies, tu mente empieza a imaginarse lo que debe de estar pasando, empiezas a visualizar tu bajo, y en el ves que quedan dos anzuelos con sus carnadas intactas, detrás de ellos ves un remolino de agua, algo se acerca, su mancha dorada en el frontal de la cabeza la delata, es una dorada, se acerca a tu cebo y se aleja, aun no se fía, le vuelve a dar una vuelta sin perderlo de vista y de repente ves que se acerca y acaricia con su morro la carnada, como si fuera a ver qué tal huele, a cualquiera nos gusta comernos algo que huela bien ¿ A quien no?. Volvemos a subirnos al barco y ahora sí que vemos en la puntera lo que nos gusta ver, vemos como si la puntera llevara colgada de ella un yo-yo, la puntera se inclina hacia arriba y abajo pero con un movimiento suave, armónico, como si lo hubiera ensayado 100 veces antes de ofrecernos este espectáculo, subes la caña hacia arriba, "Aun no la tengo, no noto el peso" vuelves a bajar la caña, notas que sigue estando ahí, la puntera te vuelve a hacer lo mismo y tu mas suavemente vuelves a levantar pero ahora notas algo diferente, ahora si que la llevo, es el momento de clavar enérgicamente y empieza la batalla!!





El primer momento es el momento crítico, has cogido a tu pieza deseada y ella no lo tenía entre sus planes, se nota que lleva algo en la boca que tira de ella hacia arriba, y eso no le gusta, lo que le gusta es moverse y pasearse por su entorno favorito, su pequeño patio, ese que es de dura piedra con dispares desniveles en los que se siente como pez en el agua (nunca mejor dicho), por lo que su inercia es tirar hacia abajo, pero esta es la magia, no tiran hacia abajo como cualquier otro "inquilino" de ese "patio", tira hacia abajo a CABEZAZOS,  sí, a cabezazos, como si fuera una cabeza que te golpea una y otra vez, y tu lo estas sintiendo en la mano, sobre todo al principio, cuando la tienes cerca de su hábitat, ella se siente cómoda aun, sin cansancio, eso hace que emplee toda su fuerza en esos golpes secos y fuertes que hacen golpear la puntera contra la superficie del mar a la vez que suena la música armónica del freno de tu carrete, son momentos en los que no piensas en nada, solo y únicamente estas concentrado en la batalla que estas librando. Centímetro a centímetro le vas ganando terreno cuando piensas que ya has podido levantarla 5-6 mtr del fondo, ahora es cuando te vienen a la mente los fantasmas de veces anteriores en los que no has podido hacerte con ella..... "¿Y si viene mal clavada?", es el momento en que abres un poco el freno ya que parece que esos golpes no son tan agresivos, ahora el carrete suena con más fluidez, la caña trabaja y en ciertos momentos vas bombeando y recogiendo poco a poco a la vez que piensas en hacerlo con dulzura para que no se deshaga de ese anzuelo que lleva en su mandíbula. Va subiendo poco a poco, cabezada a cabezada, vuelta de carrete a vuelta, y con impaciencia esperas que llegue el momento más deseado, ese en el que ves al pez blanqueando bajo la superficie de nuestro azul y en el que los que te acompañan empiezan a hacer "cabilas" sobre el tamaño del mismo, ya ha llegado y viene el momento clave, es hora de poner en alerta a los que te acompñan, "Ya se ve......" "....Es buena......" ".....Prepara el salabre....." ya la tienes ahí, y observas como gasta sus últimas fuerzas en intentar escaparse de su anzuelo, a parte del anzuelo, pueden fallar tantas cosas...... Hilo, perlitas, nudos, etc.... "¡mejor no pensar!", te concentras y sigues recogiendo para acercarla, hasta que observas como tu compañero sale a salabrearla, con ayuda de la caña a la vez que recoges los últimos metros de hilo con el carrete vas acercándola hasta que está a distancia de meterle el salabre, es el momento, y lo ves como si fuera a cámara lenta, tu compañero baja el salabre y tu ansiada dorada entra dentro de él, ya la tenemos!!!
Metes el salabre dentro del barco y con cuidado la sacas del mismo, es el momento de disfrutar de la belleza que nos regalan estos peces con su imponente mandíbula llena de molares, sus escamas brillantes y como no su mancha dorada en el frontal de la cabeza, al final, momentos como este son los que nos hacen que ¡¡Amemos la pesca!!



pesca dorada pesca dorada pesca dorada pesca dorada pesca dorada pesca dorada pesca dorada pesca dorada
pesca doradas pesca doradas pesca doradas pesca doradas pesca doradas pesca doradas



No hay comentarios:

Publicar un comentario